Brasil desperdició el 38,1 por ciento del agua potable de sus sistemas de distribución en 2016, equivalentes a unas 7.000 piscinas olímpicas por día, y más de 10.600 millones de reales (2.715 millones de dólares) al año, alertó hoy el Instituto Terra.

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Actualidad 08 Junio 2018
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Los datos forman parte de un estudio de la organización no gubernamnetal (ONG), Instituto Terra, difundido este jueves por el portal de noticias G1, en el que se apuntan los desperdicios de agua que causan fugas en tuberías, errores de lectura de hidrómetros, robos de agua y fraudes.

 

Para el estudio, el Instituto Terra utilizó los datos del Sistema Nacional de Informaciones sobre Saneamiento (SNIS) de 2016, que muestra que el desperdicio de agua en Brasil en aquel año fue el mayor en el último lustro.

De 2012 a 2015, el porcentaje de agua desperdiciada era de entre 36,7 y 37 por ciento.

El presidente del Instituto Terra, Edison Carlos, dijo que uno de los factores que incidieron en el desperdicio de agua fue la crisis hídrica de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, que concentra cerca del 10 por ciento de la población del país en su región metropolitana.

De acuerdo con Carlos, el agua potable se distribuye mediante un sistema de presión, que suele regularse a lo largo del día, según el consumo de las residencias.

Durante la crisis hidráulica por la falta de agua, las redes de distribución trabajaron con niveles bajos, lo cual debilitó el sistema. Cuando la falta de agua terminó, aparecieron nuevos puntos de fuga de agua que antes no estaban identificados, agregó.

Carlos señaló, sin embargo, que el aumento del desperdicio de agua en Brasil no es sólo culpa de Sao Paulo, ya que muchas ciudades no pasaron por ninguna sequía y no mejoraron sus índices.

Según el presidente del Instituto Terra, la mayoría de las grandes ciudades brasileñas pierde de 30 a 45 por ciento de su agua potable, cifras consideradas muy elevadas.

El estudio mostró que las pérdidas de agua potable provocan un mayor uso de productos químicos y de energía eléctrica para bombear el agua, un mayor mantenimiento de la red y equipamientos, un uso innecesario de la capacidad de producción y distribución, y una presión innecesaria sobre las fuentes de agua para abastecer a la población.

"La pérdida es de agua que no necesitaría ser retirada de la naturaleza. Podría ser usada para la agricultura, el comercio y otros sectores, pero tiene que ser usada para abastecer a los humanos para compensar la ineficacia de la distribución", explicó Edison Carlos.

El estudio apuntó que Brasil perdió al menos 10.600 millones de reales en 2016 con el desperdicio del agua, lo que corresponde al 92 por ciento de todo el valor invertido por el sector de saneamiento básico en todo el país, de 11.500 millones de reales (unos 2.950 millones de dólares).

La fuerte presencia de fraudes es uno de los factores que diferencian a Brasil de los países con los índices más bajos de pérdida de agua y facturación.

Mientras que la media de pérdidas de facturación con los fraudes en el agua en Brasil es del 38,5 por ciento, el promedio en los países desarrollados es del 15 por ciento.

Edison Carlos aseguró que para alcanzar el nivel de los países desarrollados, Brasil debe pasar por un cambio en políticas públicas.

Si llega a un nivel del 15 por ciento de agua desperdiciada en 2033, lo que supondría una reducción del 61 por ciento en las pérdidas, el ahorro sería de 75.200 millones de reales (19.280 millones de dólares),

En caso de que se alcance una reducción del 48 por ciento y se llegue a un 20 por ciento de desperdicio en 2033, el ahorro estimado será de 59.200 millones de reales (uno 15.180 millones de dólares).