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"Amo al pingüino como si fuera mi propio hijo y yo creo que el pingüino me ama", declaró De Souza en una entrevista a TV Globo.

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Gente 10 Marzo 2016
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1057506813El pescador y albañil retirado, Joao Pereira de Souza, que vive en una isla a las afueras de Río de Janeiro (Brasil) encontró a un pingüino cubierto de petróleo y cerca de la muerte, tendido sobre las rocas de una playa local. De Souza limpió sus plumas y le dió pescado de comer para ayudarlo a recuperar su fuerza. El pescador lo nombró Dindim.

Desde que se conocieron en el año 2011, el animal que normalmente se reproduce en la costa de Argentina o Chile, localizada a más de 8 mil kilómetros de distancia, nada todos los años desde su hábitat natural hacia Brasil para pasar hasta ocho meses viviendo con el pescador.

"Amo al pingüino como si fuera mi propio hijo y yo creo que el pingüino me ama", declaró De Souza en una entrevista a TV Globo. "Nadie más puede tocarlo, él les pica si lo tocan. Él se acuesta sobre mí, me permite bañarlo, darle de comer sardinas y recogerlo".

El pescador contó que todos le dijeron que Dindim no volvería después de que él se fue por primera vez, pero el pingüino ha vuelto a visitarlo durante los últimos cuatro años. Según De Souza, Dindim se vuelve más cariñoso con cada año que pasa.

Según el biólogo Joao Paulo Krajewski, el cual entrevistó al pescador, el pingüino cree que el hombre es parte de su familia y, probablemente, un pingüino más.