El ARC “Gloria”, desde mucho antes de ingresar a la Armada, me generaba muchas expectativas e ilusiones, pues además de ser un buque de ensueño, significa muchas cosas: metas logradas, retos, sueños, diversión, nuevas experiencias, etc. Por esto cuando me embarqué como guardiamarina sabía que iba a ser una experiencia un tanto difícil, pero también estaba segura de querer aprovechar al máximo.
Cuando hablo de una experiencia difícil hago referencia a que me mareo con facilidad, a que viviríamos en un espacio súper reducido para las 12 mujeres que nos embarcamos y lo más difícil, iba a compartir un muy pequeño espacio, por tiempos prolongados, con compañeros y subalternos a quienes debía liderar como Brigadier Mayor de embarque. Sin embargo, toda esta tensión se disolvió con el paso de los días y finalmente pude disfrutar al ciento por ciento mi experiencia y los retos que día a día me puso el mar.
Es cumplir con mi deber como Brigadier Mayor de embarque se hizo mucha más fácil de lo que yo pensé ya que nunca deje de ser una compañera y nunca fui solo “la que manda”.
Lo del mareo, es cuestión de no dejarse llevar, lo tengo dominado, es cuestión de no dejarse llevar. Esta experiencia en particular fue bastante gratificante para mi vida personal y profesional ya que entendí muchas cosas sobre el mando y la dirección de personas, y personas con la característica especial de ser militares. Esta experiencia me fortaleció bastante en el manejo de esa dificultad que se le presenta a muchos de los que navegan, que es el mareo, ya que por mal que me sintiera igual debía cumplir con las rondas y trabajos específicos, así que desde el comienzo debí aprender a manejarlo.
Con esta práctica aprendí mucho autocontrol, aprendí a conocer el carácter de las personas y a manejar la tensión que se puede presentar cuando se convive por mucho tiempo con un grupo de personas, lo cual puede sonar no muy importante pero que en un buque cobra gran importancia para que se logue la misión de la mejor forma. Pero lo principal fue que aprendí a conocerme y a poner a prueba mi carácter.
Y en la segunda oportunidad de ser tripulante del ARC “Gloria”, esta vez como Oficial las expectativas ya eran diferentes, en este momento era un sentimiento más de satisfacción, puesto que este embarque era el resultado del trabajo realizado en la Escuela Naval y de entusiasmos ya que era mi primera destinación como Oficial y ya mis decisiones no tendrían que ver con formaciones, voces de mando, horarios de clases, si no con velas, maniobras, equipo de trabajo, rutinas, pintura, subalternos completamente diferentes a los que conocía y en si todo lo que significa ser jefe de la División Trinquete del buque insignia de la Armada Nacional. Realmente tubo varias cosas difíciles y muchos sentimientos de emoción, alegría, entusiasmo, también de rabia, desilusión, frustración que se despertaron por el diario vivir a bordo de un buque en especial el ARC “Gloria” que tiene travesías largas, pero finalmente todo eso hace que se forje el carácter y se puedan capitalizar mejor las experiencias adquiridas.
Tuve la oportunidad en contribuir con la supervisión y el acompañamiento de las cadetes que se embarcaron en esa oportunidad; a bordo del ARC “Gloria” ya se habían embarcado mujeres Oficiales, pero únicamente durante el periodo de cadetes para ejercer supervisión y control de las cadetes. Esta sería la primera vez que la tripulación tendría una Oficial de Superficie y realmente la tripulación lo asimilo muy bien, pues durante cinco años tuvieron mujeres a bordo, razón por la cual ya se había familiarizado con ello
Además, el embarque de mujeres a bordo del ARC “Gloria” es bastante importante en cuanto se convierte en la primera experiencia en el mar de estas jóvenes, lo que les permite desarrollar y descubrir sus habilidades como Oficiales Navales, y para todas las personas que intervienen en este proceso, es la oportunidad perfecta para terminar de ampliar su visión y darse cuenta de que en realidad en el ámbito naval tanto hombres como mujeres podemos desarrollar las misma habilidades, obviamente enmarcado en algunas diferencias físicas y culturales que se solucionan con profesionalismo.
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