El estudio, publicado en la edición de hoy del "New England Journal of Medicine", suministró a unas 700 mujeres embarazadas danesas con 24 semanas de gestación 2,4 gramos al día de un suplemento de aceite de pescado o un placebo de aceite de oliva.
Después, los investigadores monitorizaron el estado de salud de los hijos de estas mujeres durante cinco años, que es la edad en que pueden establecerse clínicamente los síntomas del asma.
Los investigadores descubrieron que 16,9 por ciento de los hijos de las mujeres que consumieron aceite de pescado padecían asma, a diferencia del 23,7 por ciento del grupo de control, lo que corresponde a una reducción de 30,7 por ciento del riesgo.
Sin embargo, el efecto preventivo se observó casi exclusivamente en niños cuyas madres tuvieron en la sangre niveles de dos de los ácidos grasos de omega 3 de cadena larga en el aceite de pescado al principio del estudio. En estos niños, el riesgo de desarrollar asma se redujo en 54 por ciento.
"Desde hace tiempo sospechamos que existe una relación entre las propiedades antiinflamatorias de los ácidos grasos de omega 3 de cadena larga, la baja ingesta de omega-3 en las dietas occidentales y las tasas más altas de asma infantil", dijo el autor principal del estudio, Hans Bisgaard, profesor de la Universidad de Copenhague. "Este estudio demuestra que están relacionados definitiva y significativamente", agregó.
En la actualidad, hasta 20 por ciento de los niños en países desarrollados padecen asma o un desorden relacionado antes de la edad escolar.
Bisgaard dijo que en las décadas recientes el asma ha aumentado más del doble en países occidentales, pero que ahora se conoce una forma de prevenir el problema.