El PANGA abre la puerta a pescado ilegal y riesgos sanitarios

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Acuicultura 25 Diciembre 2016
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Los  tests de ADN realizados por Oceana muestra engaño al consumidor incluso  en comedores de edificios de la UE, donde el 38% del pescado analizado  estaba mal etiquetado. El atún rojo, el lenguado y el bacalao se sustituyeron por especies hasta un 40% más baratas

Una  investigación de Oceana difundida hoy ha revelado que una media del 30%  del pescado servido en restaurantes de Bruselas no se correspondía con  las especies solicitadas. Esta cifra es el resultado de tests de ADN  realizados por la Universidad Católica de Lovaina (La Vieja), KU Leuven  sobre 280 muestras recopiladas en más de 150 establecimientos,  incluyendo restaurantes y organismos de la UE. El fraude en el pescado,  el mal etiquetado generalizado y las prácticas fraudulentas engañan al  consumidor y pueden encubrir pescado ilegal o insostenible.

“Los  tests de ADN muestran un fraude en el pescado generalizado en  restaurantes de Bruselas e incluso en instalaciones de la UE. Se engaña  al consumidor y se deja la puerta abierta al blanqueo de productos  pesqueros ilegales”, señala Lasse Gustavsson, director ejecutivo de Oceana en Europa. “La  UE tiene que acabar con este negocio, asumir la responsabilidad y  mejorar con urgencia la trazabilidad y etiquetado del pescado”.

Demasiado barato para ser cierto

Los  hallazgos de Oceana sugieren que las razones económicas son las  principales culpables del fraude en el pescado y el subsiguiente engaño  al consumidor. Especies como el bacalao o el lenguado, que llegan a  costar 30 o 40 euros el plato, se cambian por otras como panga, más  barata y de acuicultura. Las tres especies donde se halló más fraude  fueron:

- En  el 95% de los casos, el apreciado atún rojo se sustituyó por patudo o  atún claro, dos especies de atún tropical más económicas.

- En el 11% de los casos, el lenguado común se sustituyó por otros peces planos más baratos.

- En el 13% de los casos, el bacalao se sustituyó por siete especies distintas, la mayoría de las veces panga o carbonero.

Además,  Oceana ha detectado que los políticos que comen en los comedores de  instituciones de la UE (Parlamento Europeo y Comisión Europea) pueden  hallar en su plato un pescado diferente al que habían pedido con un 38%  de probabilidad.

“El  primer paso es que las autoridades se den cuenta de que el fraude en el  pescado es un problema que afecta a la UE y que ellos mismos, como  consumidores, también son vulnerables. A medida que los recursos  pesqueros europeos escasean por la sobreexplotación, se satisface la  demanda del mercado con productos importados o sustitutos más baratos,  engañando al consumidor”, añade Gustavsson.

Datos técnicos
·Muestras recogidas por investigadores de Oceana en zonas turísticas de Bruselas y distrito de la UE entre marzo y junio de 2005.
· 280 muestras recopiladas (217 en restaurantes, 42 en comedores de la UE y 21 en locales de sushi).
· Extracción de ADN e identificación realizada por Biogenomics (UK Leuven) mediante marcador mitocontrial COI, conocido como método del código de barras genético.
·El marcador se cotejó con la base de datos BOLD, que contiene más de 11.000 especies de peces.
· 197 muestras se identificaron hasta el nivel de especie, 80 muestras hasta el género y 3 no coincidieron con ningún registro de la base de datos.
·En total, los tests detectaron 36 especies diferentes.
Este trabajo ha sido posible gracias a la generosidad de Oceans 5 y la Paul M. Angell Family Foundation.