Las normas internacionales, destinadas a proteger la vida marina e impedir la sobrepesca de especies individuales y que requieren declarar las capturas

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Pesca 11 Marzo 2017
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Cuando se tiene en cuenta el pescado local que consumen turistas y locales, la cantidad de pescado que se extrae en estas aguas es tres veces la cantidad que se pensaba.

Para impedir la destrucción de la industria pesquera, la ley limita la cantidad de pescado que pude extraerse en las islas del Caribe, sin embargo los investigadores temen que los métodos ineficaces para contabilizar la captura amenacen con destruir la vida marina y la industria pesquera.

Según un nuevo estudio, las capturas en las islas Turks y Caicos podrían llegar a triplicar la captura reportada porque, aunque las exportaciones se tienen en cuenta en los datos, no se está teniendo en cuenta el pescado consumido en la isla. 

La pesca de cobo rosado, langosta del Caribe y peces de aleta son tres de las especies objetivo para los negocios relacionados con el pescado y el marisco en las islas, con hasta el 70 por ciento de los residentes locales implicados en la industria en algunas áreas. 

Las normas internacionales, destinadas a proteger la vida marina e impedir la sobrepesca de especies individuales y que requieren declarar las capturas, estipulan la cantidad de pescado que puede extraerse de estas aguas. Sin embargo los investigadores advierten que el aumento del turismo y la demanda local de pescado, no incluida en los informes, amenazan la vida marina de la región. 

Para el estudio, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, los investigadores revisaron las capturas reportadas al Departamento de Medio Ambiente y Asuntos Marítimos de las islas en Turks y Caicos entre 1950 y 2012 y las combinaron con el consumo de pescado por parte de locales y turistas en 2013 para revisar las estimaciones de los últimos 60 años. 

Usando estimaciones del número de turistas, número de residentes así como las estimaciones de consumo, los investigadores hallaron que la captura actual en la isla es 2,8 veces superior a la reportada por Turks y Caicos a la FAO. 

Los investigadores sugieren que estas cifras requieren una regulación adicional con el fin de controlar adecuadamente la cantidad de pescado que se extrae de estas aguas o se corre el peligro de dañar no solo la pesca sino la vida marina en las islas.