El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a generar controversia internacional con sus declaraciones sobre la anexión de Groenlandia y el control del Canal de Panamá. En una rueda de prensa reciente, Trump afirmó que ambas ubicaciones son esenciales para la "seguridad económica" de Estados Unidos, sugiriendo incluso el uso de “fuerza militar y económica” para materializar sus propuestas.
La estrategia de Groenlandia
El nombramiento de Ken Howery como embajador en Dinamarca por segunda ocasión refuerza las intenciones de Trump. Howery, empresario cercano al presidente electo, ha manifestado que Groenlandia es "una necesidad absoluta" para la seguridad nacional. Esta no es la primera vez que Trump pone sus ojos en la isla. Durante su primer mandato, intentó comprarla como respuesta a la creciente inversión china en la región, logrando impedir en 2018 que Pekín financiara la construcción de tres aeropuertos estratégicos.
Sin embargo, las declaraciones de Trump han sido recibidas con firme rechazo en Groenlandia. El primer ministro, Mute Egede, reiteró que la isla “no está en venta ni nunca lo estará”. Aunque Egede se mostró abierto al comercio internacional, subrayó que Groenlandia debe mantener su autonomía, incluso respecto a Dinamarca, país del que es parte autónoma.
Con apenas 56,000 habitantes, Groenlandia tiene un papel clave en la geopolítica global debido a su ubicación estratégica en el Ártico y los recursos minerales que alberga. Además, Estados Unidos ya cuenta con una base militar en Thule, que es fundamental para su sistema global de defensa.
El Canal de Panamá en la mira
La propuesta de Trump de controlar el Canal de Panamá ha encendido alarmas en América Latina. El presidente panameño, José Raúl Mulino, rechazó categóricamente cualquier intención de injerencia. En un comunicado oficial, Panamá reafirmó su soberanía sobre el canal, un activo estratégico para el comercio mundial que conecta el océano Atlántico con el Pacífico.
Trump no ha aclarado cómo planea implementar su control sobre esta infraestructura vital, pero las insinuaciones sobre el uso de fuerza han sido calificadas como “irresponsables” y “provocadoras” por analistas internacionales.
Repercusiones internacionales
Las propuestas de Trump han generado una ola de críticas entre los aliados de Estados Unidos. Dinamarca ha reiterado que Groenlandia no está a la venta y que cualquier intento de anexión sería una violación flagrante del derecho internacional. Por otro lado, en América Latina, las declaraciones han sido interpretadas como un regreso a políticas intervencionistas, evocando tensiones históricas con Washington.
Conclusión
La ambición de Donald Trump de controlar Groenlandia y el Canal de Panamá pone de manifiesto un enfoque agresivo en política exterior, priorizando intereses económicos y estratégicos sobre las relaciones diplomáticas. Aunque es poco probable que estas iniciativas se materialicen sin una oposición global significativa, representan un recordatorio de las tensiones crecientes en un mundo cada vez más multipolar.
Este episodio deja claro que, bajo la administración de Trump, los equilibrios geopolíticos seguirán enfrentando desafíos inéditos, con el Ártico y América Latina en el centro de una pugna por el poder y los recursos.
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